A los 18 años y mientras estudiaba Bellas Artes, Toño, que había descubierto los fogones en la pastelería de su padre, resolvió engancharse definitivamente a estos, una excelente decisión para nuestra buena mesa, como el paso del tiempo terminaría por demostrar. Junto a su inseparable amigo José Antonio Polo, que está al frente de la sala y de la bodega - una de las mejores de España, como avalan los reconocimientos internacionales alcanzados por su espectacular carta de vinos - ha obrado un verdadero milagro en la ciudad extremeña que es patrimonio de la Humanidad.

Así fue como a finales de 1986 abrieron en la zona nueva de Cáceres el restaurante Atrio. Sin experiencia inicial en el mundo de la restauración, el jefe de cocina entonces era Juan González Calvo. Pese a ello, Toño Pérez tenía clara su pasión por la cocina y a través de su relación con la Cofradía Extremeña de Gastronomía, empezó a ir todos los veranos a cocinar con Juan Mari Arzak, de quien sería su discípulo. También lo sería de Alfonso Dávila en Jockey (Madrid), además de un apasionado seguidor de Frédy Girardet. De allí, pasó a hacer stages en restaurantes como Jean Pierre Bruneau (Bruselas) o el Bulli, entonces con Jean Luis Neichel al frente de los fogones y Ferran Adría en cocina.

Toño Pérez se considera un cocinero artístico y creativo, aunque siempre tiene en cuenta que su sede está en Extremadura, una tierra donde la cocina recia y sencilla triunfa perpetuamente. Su lema es, en cualquier caso, realizar 'la cocina de la satisfacción'.

Cuatro años después de abrir Atrio, en 1990, Toño empieza a cocinar, inicialmente con estilo afrancesado mezclado con nueva cocina. Poco a poco va dando forma a su propio estilo, con el producto local de temporada y la tradición gastronómica extremeña. Hoy, este estilo ha sido reconocido con dos estrellas de la prestigiosa Guía Michelín y tres soles de la guía Repsol.

"Me gusta describirme como un 'cocinillas', elaborando una cocina de autor, basada siempre en la intuición y renovando la cocina extremeña".
_{Entrevista revista Repelando}

Su receta favorita es el cordero merino, asadito, con la gotita de su jugo, sin más. Es una buena representación de su cocina, creativa, pero a la vez sencilla y sabrosa, siempre respetuosa con la tradición. Todos los grandes productos extremeños, como el jamón, la torta del Casar, el citado cordero, los productos silvestres, los trigueros, las criadillas, las setas, el pimentón, el aceite o la caza forman parte de sus recetarios, junto a los pescados locales, como la tenca o la carpa. Pero, por encima de todo, emerge la creatividad de Toño, su hedonismo y el amor a las cosas bien hechas, que le ha permitido escalar todas las cumbres.