Andra Mari

El restaurante se levantaba al abrigo del caserío de la familia Asúa, cuya parte baja habían transformado en una taberna que se convirtió en lugar de referencia para las gentes de Galdakao (Vizcaya). Un caserío de arquitectura popular vasca que se integra en el paisaje, como si de otro elemento natural más se tratara, y que cuenta con vistas al valle del río Ibaizábal y con la majestuosa panorámica de los montes de Dima, Oiz y Gorbea. Sus maderas más nobles, la decoración más esmerada y el mobiliario más exquisito se conjugan para crear un lugar de ensueño en un entorno evocador.

Así nace el Andra Mari y comienza su andadura hasta convertirse en uno de los máximos exponentes de la gastronomía vasca. Hoy es Roberto Asúa, hijo de Patxi, quien guía el diario transcurrir del restaurante, ofreciendo un exquisito recetario que combina tradición e innovación; la cocina vasca de siempre, presentada y cocinada como nunca, un puente de unión entre la cocina rural y marinera vasca y la alta cocina moderna, asentada en constantes creaciones de sello siempre muy personal. 

Además de varios comedores luminosos, sencillos y acogedores, destaca la presencia de una bodega excepcional que atesora en su interior las más de 400 referencias de vinos de las mejores añadas del mundo vitivinícola. Esta maravillosa enoteca, forrada con viejas duelas de bordolesas de roble, se esconde en el corazón mismo del restaurante, suma de maderas nobles, hierro labrado y roca excavada. Cada detalle, cada elemento del restaurante  es cuidado al máximo, desde la exclusiva mantelería hasta los objetos de cerámica popular vasca, las mesas a base de txixilus de los comedores reservados, los artesanos acabados de las arcas, la cubertería de diseño o la colección de grabados.